CLUB DE LECTURA “LOS LIBROS DE
Cuaderno de Bitácora
(2ª sesión)
Con la misma ilusión del primer día nos reunimos 21 amantes de la literatura el pasado lunes, 16 de marzo, para comentar el libro “84, Charing Cross Road”. Iniciamos la sesión con una brillante declamación de Rodrigo que llenó de emoción a la sala. Recitó un poema en prosa de Rabindranaz Tagore del libro “La luna nueva. El jardinero. Ofrenda lírica” que fue el “culpable” de la amistad que empezó a tejerse entre él y Pilar en su tienda “Baobab”.
El poema dice así:
“Sonreíd, amigos, si queréis, porque persigo al ciervo dorado; pero yo seguiré y seguiré detrás de esta visión que se me escapa.
A través de montes y valles, por tierras sin nombre, correré y correré detrás del ciervo dorado.
¡Venid vosotros, en buena hora, al mercado, y volved cargados a vuestros hogares! A mí, no sé dónde ni cuándo, me ha cogido el hechizo de los vientos sin guarida. Cuanto tenía lo dejé caer en mi carrera. ¡Sólo me queda mi corazón libre!
¡Y montes y valles, y tierras sin nombre, huyen de mí, que persigo sin fin al ciervo dorado!”
Carlos, nuestro papirofléxico, leyó también unas bonitas frases sobre el propósito de la lectura. Son las siguientes:
33 razones para leer
Para vivir más
Para detener el tiempo
Para saber que estamos vivos
Para saber que no estamos solos
Para saber
Para aprender
Para aprender a pensar
Para descubrir el mundo
Para conocer otros mundos
Para conocer a los otros
Para conocernos a nosotros mismos
Para compartir un legado común
Para crear un mundo propio
Para reír
Para llorar
Para consolarnos
Para desterrar la melancolía
Para ser lo que no somos
Para no ser lo que somos
Para dudar
Para negar
Para afirmar
Para huir del ruido
Para combatir la fealdad
Para refugiarnos
Para evadirnos
Para imaginar
Para explorar
Para jugar
Para pasarlo bien
Para soñar
Para crecer
(Victoria Fernández, Directora de la revista CLIJ)
Después pusimos en común nuestras impresiones, emociones, conclusiones, cartas y frases favoritas… sobre “84, Charing Cross Road”.
La lectura del libro ha provocado distintas sensaciones en los lectores: el calor de las cartas entrañables del pasado con sellos incluidos, los recuerdos de muñequitas de la infancia con coincidencias con la vida de los protagonistas del libro, la percepción de una sensibilidad exquisitamente femenina en las descripciones de Helene, el sentimiento de solidaridad, la generosidad de la escritora americana, el agradecimiento y la hospitalidad de todas las personas vinculadas a la librería de Londres que a la bibliómana de Nueva York le parece que ha salido de un libro de Dickens… Todo ello en un contexto de penuria y racionamiento en
Pilar recordó una frase de Helene: “A John Donne hay que leerlo en voz alta. Es como escuchar una fuga de Bach” y terminó la sesión con la lectura de un breve poema de este autor en el que se inspiró Hemingway para poner el título de su conocida novela.
Nadie es una isla
Completo en sí mismo;
cada hombre es un pedazo de continente,
una parte de la tierra.
Si el mar se lleva una porción de tierra
como si fuera un promontorio,
o la casa de uno de tus amigos,
o la tuya propia,
toda Europa quedará disminuida.
La muerte de cualquier ser humano me disminuye
porque estoy ligado a la humanidad.
Por consiguiente nunca preguntes
por quién doblan las campanas:
doblan por ti.
John Donne (Inglaterra, 1.572-1.631)
Os recordamos que tendremos el placer de volver a reunirnos el próximo lunes, 20 de abril para comentar “El último encuentro” de Sándor Márai.
¡Felices libros!
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